¿Hasta las narices ya del verano y aún queda?
Quizá porque odies el calor, o quizá porque te encante el verano pero las condiciones de tu vida no te lo ponen fácil para poder disfrutar esta temporada.
Lo cierto es que esta época del año es proclive a problemas de ansiedad y depresión, por muchos factores.
Mi gabinete se llena estos meses con gente que lo pasa muy muy mal.
Casi peor que en Navidad.
Porque además es más largo.
La vida nos pone a veces las condiciones muy pero que muy difíciles para que nuestra vida “fluya” como se supone que las de los demás fluyen por esta época.
A veces el tiempo libre es un espejo muy muy claro que nos pone en la cara algo que la rutina del día a día suele tapar.
Esto no es negativo aunque no sea agradable…
De hecho, te invitaría a poder mirarlo y ver si hay algo importante que hacer con ello.
Pero no lo rumies, eso no te va a ayudar a ver las cosas con claridad.
Por otro lado, los que hemos tenido veranos fastidiados (casi todos) no nos exhibíamos en Facebook.
Ni salíamos por la TV.
No se muestra a todos los que «pringan» en verano.
Se encierran a estudiar.
Están cuidando a una familia que está pasando por un mal momento…
No todo el mundo pasa por buenas rachas y no todos tienen vacaciones idílicas.
La presión por ser feliz en verano dispara la ansiedad y aumenta la frustración por no serlo.
Vivimos en una happymanía y tenemos la presión de tener que estar pletóricos a cada momentos.
Superarnos a nosotros mismos.
Hacer cosas WOW.
Que septiembre esté lleno de momentos que recordar.
Que cada día te acuestes en la cama orgulloso de las experiencias del día.
Y te lo digo, eso es un problema.
En verano además aumentan las comparaciones con ideales que no se cumplen.
Y es que el principal problema de esto es que nos hace estar con una lupa, ojeándonos constantemente, a ver si somos felices, a ver si somos la versión de nosotros mismos que queremos ser.
A ver si estamos buenos.
A ver si somos graciosos.
A ver si soy…
Juicios. Juicios. Juicios.
Estás creando y reforzando un dedo señalador ahí dentro que no te va a hacer la vida agradable.
El azotamentes, de Stranger Things.
Y…
Qué tal si le añadimos a este cocktail una dosis de redes sociales en las que todo el mundo pone sus pies en la piscina…
Sus gintonic en la playa…
Sus bronceados cuerpos y espléndidas sonrisas…?
Parece que solo falta un ukelele de fondo en ese precioso atardecer de verano en pareja…
O el walking on sunshine,
Mientras brindan con las cervezas
Y ese supergrupo de amigos disfrutando de su maravilloso tiempo libre…
Puede ser complicado salir ganando la batalla.
Parece que entra un agobio por el pecho y la mente empieza a bombardear.
Y pasamos a vivir en lucha contra la mente más que en compromiso con la vida.
Se dispara la ansiedad famosa de las vacaciones. El estrés del verano.
Y ambos pican a la puerta para decirte cosas que hay cosas de las que aprender, y que no pueden ser ignoradas. No siempre, pero sí muchas veces.
Y siempre tendremos que aprender a gestionar la ansiedad y chequear que no nos está avisando de que hemos de hacer algún cambio.
Por otro lado, el verano es una época de expectativas.
Cuando las expectativas están muy altas, el camino es una agonía.
Y cuando uno trabaja todo el año para tener unas vacaciones en esta época…o todos los mensajes bombardean con que tienes que disfrutar como un enano porque es verano, las expectativas de disfrute son altas.
Pues bien, si sabes que este Verano tiene papeletas para no ser el mejor de tu vida, presta atención a estos tips, coge ideas, crea otros…
Lo que elijas, pero elabora un plan si no quieres que todo sea peor en septiembre.
Sabemos que cuando nos dejamos llevar por nuestras emociones indomables de apatía, frustración, tristeza e ira, todo acaba más “patas arriba” y tarde o temprano tenemos que poner orden y “des-andar” lo andado.
Como no queremos machacar a otros ni machacarnos.
Ni tampoco tener que hacer sesiones de terapia semanales en septiembre, vamos a ir viendo qué podemos hacer.
Hoy te voy a dar 3 puntos y en los próximos días completaremos con sugerencias.
¿Vamos?
1.La falta de energía en verano y un contra-ataque para evitar la ansiedad en bucle.
Ponemos siempre como causa de lo que hacemos nuestras emociones y sensaciones:
“He ido a la playa porque me apetecía”
“no he hecho la comida porque estoy triste”
“no he hecho nada en todo el día porque no me apeteció”
Nos olvidamos de la clave: las emociones, sensaciones y la motivación son en gran parte CONSECUENCIAS de las elecciones que hacemos.
Así que aunque no te apetezca, pregúntate más allá de lo que sientes…
¿Qué quieres/eliges hacer tú con las condiciones que tienes en este momento?
Eso es lo que has de hacer.
Lo que respondes tú y no la emoción que arbitrariamente (no la eliges) sientes ahora.
Aunque no te apetezca, haz cosas que te aporten algo.
Y si entrenas tu atención a acompañarte en la actividad que eliges, verás que algo dentro empieza a cambiar (aunque otros se lo estén pasando mejor o no sea tu mejor día).
Si aplicas esto notarás un cambio.
Lo firmo.
Así que ya, antes de seguir leyendo.
Para y haz una respiración profunda.
Imagina que tu futura yo, sabia, de 99 años, que está en una mecedora a gustico, ya lo vivió todo y no tiene nada que temer. Está viendo este verano en la película de sus recuerdos.
Está viendo este momento en el que estás leyendo este post.
¿Que quisiera ver que has hecho esa mujer/hombre sabia de tus 99 años? ¿qué quisiera ver que decides y haces hoy mismo tras leer el post y tomar las riendas de ti?
Ahí tienes el mejor consejo que nadie más podrá igualar.
.
Es un ejercicio de mindfulness que ayuda a tomar decisiones.
Acuérdate de la «yo sabia/o del futuro» que está viendo lo que está ocurriendo ahora mismo como una escena.
2.Entrena tu mente para liberarte de la ansiedad en verano y cultivar una actitud mindful que te ayude a ti y a tu gente.
Si hacemos cosas que elegimos y nuestra mente nos acompaña en vez de dejarnos sólo un cuerpo presente, entonces nos enriquecemos de esa experiencia.
Un paseíto bonito cuando estamos escuchando los sonidos.
Percibiendo los olores.
Viendo el paisaje, etc.
Es un paseíto al 100%.
Necesitamos actividades que nos den «espacio». Que abran espacio en la mente para que se descolapse del constante ruido interno, que genera tanta tensión en el cuerpo.
Si vamos “rumiando” y maldiciendo el vernos en una situación así, da igual el paisaje, la compañía, la conversación, lo bueno que haya en tu vida… todo da igual.
Todo nos da igual cuando estamos sumidos en nuestra rumiación interna (ya sabes, esa radio interna que no tiene vacaciones).
(Puedes leer un post específico sobre los efectos de la rumiación aquí).
Y cada vez perdemos más perspectiva de las cosas. Y se alimenta la ansiedad.
Eso no significa que el paseo no sirva para nada.
Lo que no sirve es no hacer nada, ni hacer cosas con tu mente en modo automático y rumiativo.
En resumen:
Te recomiendo encarecidamente que no vivas en modo rumiación.
La vida tiene muchas cosas que aportarte y tú a la gente, como para vivir atrapado en un yugo imaginario: debates internos interminables y rumiaciones.
Además, tiene solución.
¿Cómo no cambiarlo?
Descárgate aquí mis 3 ejercicios para practicar desactivar las rumiaciones mentales y empieza hoy a soltar los pensamientos que no te aportan nada.
Es un entrenamiento y te ayudará mucho a recudir los niveles de ansiedad y poder abrir tu mente para aprender de ella. «¿qué te está diciendo?¿qué necesitas?», y otros tantos beneficios que te traerá tener una buena práctica de mindfulness.
Toma la ansiedad del verano como un recordatorio de que necesitas regalarte atención y tiempo. Además de tomar las riendas de tu mente para que no te lleve ella por donde quiera, porque si no te llenarás de impresiones mentales negativas.
Te lo explico en el siguiente punto.
3.Cómo mantener el equilibrio y estar bien en verano cuidando tus impresiones mentales.
Buda habló dio unas enseñanzas muy interesantes sobre las «impresiones mentales».
Explicó que nuestra mente se llena de impresiones mentales derivadas de todos los estímulos que percibimos durante el día. Algunos son agradables, otros desagradables y la mayoría neutros.
Pero si dejamos nuestra mente rumiar, serán desagradables.
Todas esas impresiones mentales van creando un «paisaje interno», que es el que hace que estés bien o tengas una sensación de rechazo hacia ti misma y tu mente.
Eso es por un cúmulo de impresiones mentales negativas.
Y cuando esto ocurre, se siente como ansiedad o un estrés enorme.
Cuando esa ansiedad y estrés se mantiene demasiado en el tiempo sin prestarle atención, llegan periodos depresivos.
Este exceso de ansiedad o estrés fruto del un sobrecúmulo de impresiones mentales negativas consume todos los recursos de motivación que tenemos hacia las cosas buenas.
Y se activa el bucle.
Porque lo malo llama a lo malo.
Piensa:
¿Con qué bombardeas tu mente día a día?
¿Qué impresiones mentales has estado lanzándote todos estos días?
Seguramente lo que ves en Facebook/instagram no te ayude a sentirte bien, por poner un ejemplo.
Pues antes de pasarte una tarde entera con 40 grados mirando a otros en la pantalla cómo disfrutan en Canarias y maldiciendo tu vida, quítate la app del móvil, trata de no entrar demasiado en el ordenador y ve pensando con qué quieres rellenar ese hueco de tiempo que te queda.
La pregunta más bien es:
¿Qué tipo de información, conversaciones y pensamientos quieres tener en tu mente en el día a día?
No vamos a poder quitar todos los desagradables, porque forman parte de la vida.
Pero si no tienes un buen verano, deja aquello que puedas y sientas que te intoxica o absorbe la poca energía que el calor deja.
Cuando todo se normalice, si quieres retomas.
Si haces esto vas a evitarte un buen chorro de impresiones mentales negativas y que te sientas la persona más miserable del mundo.
Merece la pena…
Lo mismo con ver o no a alguna gente. O pasar de cierto tipo de conversaciones que no sirven para nada más que para perturbarte.
Etc. Coges la idea.
En fin, que eres libre, y seas consciente de tu energía y de qué haces con ella.
En qué pones el foco día a día.
De qué te impregnas.
De nuevo,
¡coge las riendas!
No vivas como una gaviota dejándose llevar por las olas, porque tus olas son tus estados emocionales que son hábitos al fin y al cabo.
Y solo se van a perpetuar más y más.
Regálate el verano para poder limpiar el contenido de tu mente.
Quitar impresiones negativas innecesarias, tratar de promover impresiones positivas haciendo cosas diferentes, etc.
Así que para pasar a la acción con este punto te propongo que te observes hoy: ¿qué impresiones mentales estás generando?
¿en qué «fregaos» te estás metiendo con tu cabeza? ¿podrías hacer algo que lance impresiones positivas?
Ten esto en mente y trata de mantener ese equilibrio:
- Quitando impresiones negativas todo lo que puedas.
- Promoviendo impresiones positivas.
Si te apetece compañía y ayuda para quitar las impresiones negativas, a la vez que generas impresiones positivas, me gustaría invitarte a nuestro mini-curso gratuito sobre Mindfulness y Ansiedad, en el que tratamos temas como cuál es el origen de la ansiedad, cuáles son sus activadores y qué ejercicios puedes hacer para aprender de ella.
En los próximos días continuaré este artículo con algunos de los consejos que más ayudan a las personas con las que trabajo en procesos individuales, para llenar su mente de impresiones positivas en verano aunque no se esté en las mejores condiciones.