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[Odio la Navidad] 10 claves para dejar de ser infelices en las fechas más felices del año

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¿A cuántas personas has oído decir esto? “La Navidad cada año llega antes”. 

A finales de octubre ya empiezas a ver el turrón en los supermercados. Dentro de poco, estaremos comprando los libros del cole en agosto mientras escuchamos villancicos.

Al final, el chute navideño (con todo lo que conlleva) no se limita a unos días concretos: dura semanas. Y lo peor es que tú, desde que empiezan las fiestas, ya estás deseando que se acaben.

Porque odias la Navidad.

Mucho.

Sabes que hay personas a las que les encanta. Existen. Y las odias también 😉

¿Pero tienes idea de por qué te ocurre todo eso? Y más importante, ¿sabes cómo manejarlo?

Vamos a hablar de algunas cosillas interesantes sobre estas fiestas tan felices…

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✅ Las 6 “obligaciones” que te hacen odiar la Navidad

Aunque teóricamente hay muchas razones para que disfrutemos la Navidad, hay una muy grande que nos lo dificulta: la obligación de que todo sea maravilloso y perfecto, porque:

Nada nos aleja más de ser felices que la obligación de serlo.

Hay personas a las que esto no les afecta, por la razón que sea. Personas que sonríen durante todas las fiestas, que son felices poniendo la lista de Spotify con villancicos y paseando por El Corte Inglés en busca de regalos para sus seres queridos.

Se sienten llenos y realizados.

Pero otros (como tú) no forman parte de ese grupo de afortunados.

No te culpes por ello.

No es fácil serlo, de hecho, es casi una lotería ser feliz en Navidad.

Disfrutar la Navidad o padecerla depende en gran parte del equilibrio entre las cosas positivas y negativas que hayan pasado en las relaciones familiares durante los últimos años.

La mayoría de las personas que disfrutan estas fiestas tienen una vida que encaja en los estándares:

  • No ha habido muertes cercanas.
  • Hay nacimientos a la vista o proyectos familiares nuevos.
  • Hay niños por los que mantener la ilusión y las tradiciones.
  • Te reúnes con personas que son de tu agrado.

Pero, ¿qué pasa cuando ha habido algún fallecimiento y sois menos en la mesa? Pues que la Navidad ya no va a volver a ser lo que fue.

Y es una bofetada.

Un bajón total.

Un pulso.

¿Y encima tienes que estar feliz (o parecerlo), sociabilizar y ser generoso?

¡Que llegue de una santa vez el 8 de enero!

Para que puedas comprender mejor lo que te ocurre, voy a resumirte las obligaciones navideñas que te hacen odiar estas fechas (a ti y a millones de personas en todo el mundo).

Estos son los “hay que” navideños que te amargan durante estas fiestas:

👉 1. Hay que comprar regalos para todo el mundo

¿Quién ha impuesto esa obligación?

Te sientes prisionero de los compromisos. Sabes que te van a hacer regalos y tú vas a tener que corresponder. Y no te apetece.

  • No tienes tiempo.
  • O no tienes dinero para regalar lo que te gustaría.
  • Tampoco te apetece ir a comprar justo en estas fechas.
  • No quieres romperte la cabeza pensando qué comprar.

Pero es una “obligación” navideña. Notas la presión y te agobia.

👉 2. Hay que comer cosas gourmet

Porque no vale cualquier cosa, no: la mesa de Navidad tiene que ser especial. Eso implica:

  • Un dinero (del que quizá no dispones).
  • Un tiempo de preparativos (lo mismo).
  • Ganas de dedicarte a eso (que ya sabemos que no las tienes).

Las comidas navideña, además, tienen que ser inolvidables y felices. De nuevo, te ves sometido a un pulso interno que va a hacer chocar las expectativas y las ilusiones, con la cruda realidad.

👉 3. Hay que socializar (y además que los encuentros sean idílicos)

Una de las razones por las que la gente más odia la Navidad, es por la cantidad de eventos sociales a los que tiene que acudir. Tienes que aguantar al cuñado, a la suegra, al nuevo novio de tu amiga… Siempre hay alguien con quien no te apetece sentarte a cenar.

Todos esos pensamientos y juicios se hacen una bola en tu mente y llegas a donde no querías: entras en bucle.

Empiezas a darle vueltas a pensamientos negativos, que a su vez te generan más pensamientos negativos…

Te agotas solo de pensar en lo que te queda por delante.

👉 4. Hay que hacer como que no echamos de menos

Este es un punto por el que todos pasamos más pronto o más tarde, así que ya podemos ir buscando una píldora que nos sirva de antídoto y nos dé fuerza para hacerle frente.

La vida es muy larga y la experiencia de la Navidad va a ir cambiando en muchas direcciones, según las cosas que vayan sucediendo:

  • El fallecimiento de seres queridos: van a ir faltando familiares que se van haciendo mayores, es ley de vida. Otras personas van a desaparecer de forma inesperada. Todos sabemos que en cualquier momento un cáncer o un accidente de tráfico pueden llevarse a personas queridas. Es desgarrador y es difícil prepararse para eso.
  • Las rupturas sentimentales: es otro tipo de pérdida que también puede ser durísima. Antes disfrutabas de estas fiestas en pareja y ahora estás solo frente a tu familia y amigos. Sientes una amputación y nada llena ese vacío.

Quizá llevabas más o menos bien el duelo, pero de pronto estas fechas meten el dedo en la llaga y te recuerdan todo lo ocurrido.

Es un momento crudo pero importante para que te reconcilies que la idea de impermanencia (aceptar que todos tenemos un punto y final), y puedas aprender a vivir lo que viene de forma diferente.

Pero, ¿por qué además de todo eso, encima tienes que mostrarte feliz?

👉 5. Hay que hacer todo por y para los demás (y aquí, doble consejo)

Son fechas en las que tenemos que estar muy pendientes de las personas. A las mujeres, especialmente, se nos empiezan a sumar responsabilidades adicionales:

  • Organizar las cenas.
  • Hacer las compras.
  • Cocinar.
  • Pensar en los regalos.

Las navidades ya son fiestas sensibles por muchos motivos. Solo faltaba tener que cargarse, encima, de una montaña de responsabilidades porque “se te demanda” o sientes que “tienes que”.

Tú también quieres disfrutar y no lo haces. Y encima hasta puede que te sientas mala persona y amargada por ello.

Por lo tanto:

A. Consejo para ellas

Si te ves en esa situación, dilo.

Exprésate bien y a tiempo.

No necesitas estallar.

No cargues con cosas que no quieres asumir.

Los demás deben asumir responsabilidades también, y tú tienes todo el derecho a no asumirlas todas. Nada es 100% responsabilidad de nadie.

B. Consejo para ellos

Más que consejo, es casi un llamamiento:

Sabemos que cada vez sois más hombres los que tenéis una actitud activa, pero tened en cuenta que vuestra pareja puede ser una de esas personas que se ven totalmente desbordadas.

Puede que no te lo diga. Y si no lo hace es porque no piensa en sí misma y porque quiere que estéis bien, pero se encuentra colapsada por el estrés y la presión.

Aunque no lo grite, necesita ayuda. Haz un esfuerzo por escuchar.

👉 6. Hay que disfrutar sí o sí

Todo lo que hemos ido enumerando sucede en un ambiente de confetis por doquier.

Voy a decir una cosa con todo el cariño del mundo:

Cuando no estamos bien, nos volvemos muy egoístas e incapaces de ver más allá de nuestro propio dolor.

Nuestra mente tiene una especie de detector de cosas malas. Cuando detecta algo que debería “no estar”, empieza a generar pensamientos y nos quedamos atrapados en pensamientos recurrentes, pensamientos de juicio y victimismo.

El resultado de eso es más malestar.

Y cuanto peor estamos, nuestra mente juzga y lo valora todo de forma negativa con más intensidad.

De pronto nos damos cuenta de que somos incapaces de:

  • Disfrutar del disfrute de los demás
  • Ofrecer cosas a los demás, aportarles cosas.
  • Ver más allá de nuestro sufrimiento.

En ese escenario mental, ves un árbol con regalos, luces, villancicos y guirnaldas de felicidad y…

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¿Es posible manejar todo esto de otra manera?

Claro que es posible. Vamos al siguiente punto y te doy unas cuantas ideas.

✅ Cómo fulminar todos esos “hay que” que te hacen pensar que la Navidad es triste

Te voy a dar algunas píldoras para aflojar toda esa cantidad de sufrimiento innecesario.

👉 1. El odiador que hay en ti se va a resistir

Una parte de ti quiere estar bien, pero la otra va a seguir queriendo estar mal y te va a boicotear. Estás muy acostumbrado ya a tu rol de “odiador de la Navidad”, y vas a encontrar una gran resistencia a dejar a un lado ese malestar.

Solo es una advertencia para que sepas lo que te vas a encontrar por el camino. Te va a saltar una excusa contra cada punto que yo te proponga.

El “odiador” quiere seguir en su estado de rumiación, queja y dolor.

Mi recomendación es que te plantes y hagas algo al respecto.

👉 2. Piensa ideas diferentes

Haz unas respiraciones para coger perspectiva y prepara una lista de posibles alternativas respecto a los distintos temas:

  • Regalos.
  • Comidas y cenas.
  • Reuniones sociales.

Incluye ideas locas y cuerdas. Todas las posibles alternativas a eso que no soportas más.

No esperes que alguien te las traiga en bandeja. Crea tú tus propias opciones.

Es la manera de coger tu vida y tu bienestar por los cuernos. Es la manera de demostrarte que vas en serio contigo mismo.

👉 3. Haz una lista de “esto sí” y de “esto no”

Sé que es difícil, pero valora la posibilidad de sacar de tu vida alguna de esas obligaciones navideñas.

Quizá te interese dejar de hacerte cargo de algunas responsabilidades, o de no participar este año en alguna tradición familiar.

Romper las expectativas que los demás tienen puestas en ti puede generarte emociones difíciles, pero también puede ser beneficioso para tu gente y para ti que hagas añicos algo rígido, costumbres que no van a ningún lado.

Quizás de pronto, cuando aún lo estás pasando algo mal por haber roto con alguna “obligación”, te sientes un poco más libre.

Al menos has conseguido que en esta Navidad haya un cambio. Una cruz menos que arrastras.

👉 4. Crea una alarma antivictimismo

No te pongas en posición de víctima, como si no hubiera nada que hacer. Como si tuvieses que padecer de por vida estas fiestas y sufrir en Navidad.

Responsabilízate de tu estado, porque es la única forma en la que puedes:

  • Transformar situaciones.
  • Ver posibilidades.
  • Sufrir menos.

E incluso… (¡sí, incluso esto!) volver a disfrutar, quizás de una forma diferente, pero disfrutar también.

👉 5. Deja de buscar en Google frases y canciones de “odio la navidad”

Parece una tontería pero no lo es. Los odiadores navideños, a veces, forman comunidad. Incluso para reírse de aquellos que viven las fiestas como algo bonito y entrañable.

Por eso, son fechas en las que se buscan y se envían:

  • Frases.
  • Vídeos.
  • Parodias de villancicos.
  • Memes.

O lo que se te ocurra, pero todo con el mismo fondo de “odio la Navidad”. Si lo que quieres es salir de esa dinámica, es mejor que no la alimentes más.

👉 6. Di adiós a las rigideces

Lo que te ata son muchas normas rígidas, que además también atan a muchas otras personas. Es posible que les hagas un favor a otras personas si das un golpe sobre la mesa, y abres la veda a opciones más flexibles.

También puede ser que no todo el mundo apoye tus decisiones. No pasa nada. No significa que estés haciendo algo malo.

👉 7. No esperes dejar de sentir

¿Qué decisiones te van a hacer sentir más en paz? Es bueno que te plantees esa pregunta. Después, toma una decisión: la A o la B.

  • Si tomas la A: surgirán unas emociones que tendrás que aceptar.
  • Si tomas la B: (oh, sorpresa), surgirán unas emociones que tendrás que aceptar.

Lo único que no vale es:

  • Tomar una opción, por ejemplo la A.
  • Quejarse. Engancharse en pensamientos de la opción B.
  • Enredarse en las emociones que genera la opción A.

Cada decisión implica unas emociones con las que vas a tener que lidiar.

Tu compromiso contigo mismo tiene que ser de no rumiar, tomes la decisión que tomes. No entrar en juicios constantes y ni ponerte en posición pasiva. Aquí te dejo unas técnicas de meditación para que puedas dejar de luchar contra tu mente.

👉 8. Mira hacia delante

Pon la vista en el futuro.

Recuerda que, igual que hay cosas buenas que ya no están, también lo que hoy es malo acabará yéndose. Cuanta más bola hagas rumiándolo, más esfuerzo tendrás que hacer para limpiar lo que has generado dándole tantas vueltas.

Así que recuerda: “Esto también pasará”.

👉 9. Deja de hablar con “el señor Debo”

No le des conversación a esa voz que hay en tu cabeza y te dice lo que deberías sentir, lo que deberías pensar. Y deja de compararlo constantemente con lo que de verdad estás sintiendo y lo que estás pensando.

Puedes aprender a soltar esos pensamientos que te hacen daño con ejercicios de mindfulness. 

👉 10. Y ábrete a la posibilidad de disfrutar

Disfrutar con las cosas positivas que les ocurren a los demás y hacer cosas buenas por los otros, puede ser el remedio más mágico que te doy en este post.

Cuidar a las personas con tu mejor actitud y tratar de hacer conscientemente cosas que les generen bienestar, es pura magia.

Y no solo por ellos: a ti es algo que te va a ayudar más de lo que imaginas a estar bien y a sentirte conectado con el mundo.

✅ ¿Aún te sientes (un poquito) como el Grinch que odia la Navidad?

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No te preocupes. Los cambios llevan tiempo, lo importante es que estés dispuesto a hacer algo por ti mismo para cambiar la situación.

Quedan muchas Navidades por delante para reconfigurar tu forma de gestionar esas fechas.

Si todo lo que te he contado te resuena y estás por la labor de dejar de odiar estas fiestas (y de odiar en general), cuentas con todo mi apoyo.

Por eso, me gustaría invitarte a nuestro mini-curso gratuito sobre Mindfulness y Ansiedad, en el que tratamos temas como cuál es el origen de la ansiedad, cuáles son sus activadores y qué ejercicios puedes hacer para aprender de ella. Además, empezarás a recibir en tu correo electrónico emails casi diarios con secretos mindfulness que te ayudarán a entender tu mente y conocerte.

¡Que tengas unas navidades distintas! A lo mejor hasta las disfrutas… un poquito 😉

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