Bienvenido a esta cuarta sesión en la que veremos qué hace falta para poder enseñar la atención plena y la meditación a cualquier persona, grupo o colectivo.
Como cualquier otra disciplina, antes de aventurarnos a enseñar algo hemos de dominar la disciplina que vamos a enseñar. Y el mindfulness tiene muchas facetas interconectadas e importantes para el éxito de los alumnos.
Vamos a explorarlas. ¡Una sesión importante!
Como dice Jack Kornfield, convertirse en instructor de mindfulness es algo muy gratificante porque te conecta con la mejor parte de ti, con la mejor parte de los demás y con la experiencia de compartir camino y vida estando todos en el mismo barco, lo cual nos hace sentir una sensación agradable de sostén y refugio pase lo que pase. Pero también alerta Kornfield, de la responsabilidad que supone.
Hace años fui a un congreso de Mindfulness donde estaba John Kabat Zinn y se hablaba de la eficacia de los diferentes programas de Mindfulness. Se había investigado resultados a corto plazo, a largo plazo, comparativas en sí de los cursos que se hacían de un mes, 8 semanas, en formato retiro, etc.
En fin, se miraron muchas variables combinadas para ver realmente cuáles eran las principales variables que afectan al éxito de un programa de mindfulness.
¿Sabes cuál fue el resultado?
Una de las principales variables que afectaba era el tiempo que practicara el alumno, pero sobretodo, por encima de todo se vio que lo que más influía era el propio instructor: su experiencia, su saber transmitir, su práctica de meditación, su conocimiento, su experiencia guiando a personas, etc.
Seguro que me entiendes si digo que hay personas que te hablan, y aunque sea correcto todo lo que dicen, parece que está leído de un libro… como que está un poco carente de experiencia.
No sabes muy bien por qué tienes esa percepción y “no te llega”, pero la realidad es que aunque todo lo que dice esa persona está correcto… es como si faltara algo en esas palabras.
Y de repente, escuchas unas enseñanzas similares en boca de otra persona y se te ponen los pelos de punta.
Te llega. Hasta te emocionas.
Porque se sostienen en la experiencia y en la práctica.
Todo lo que enseñes ha de basarse en tu práctica y en tu experiencia, y eso hay que trabajarlo a pico y pala en tu día a día. Es un trabajo previo a enseñar si se quiere ser honesto.
Algunas de las cosas que necesitamos vivir y conocer antes de ser instructores de mindfulness:
Me voy a detener en este punto:
Para poder conocer nuestra mente y tener destreza en el manejo del mundo interno es bueno hacer diferentes prácticas de meditación donde experimentemos diferentes cosas. Tan variable como se pueda. En tantas modalidades como se pueda.
Por ejemplo: hacer retiros, prácticas de meditación de compasión, de aceptación, de autoconocimiento, de regulación emocional, de calma mental, visualizaciones, silencio, contemplación, etc.
Si te hablo de mi experiencia puedo decirte que las prácticas más famosas del MBSR o MBCT me han ayudado en momentos de mi vida a “bajar a tierra” en situaciones cotidianas y a conocer cómo mi cuerpo iba respondiendo antes de uno tener una emoción determinada.
Esas prácticas ayudan a ser muy “fino” en ser consciente lo antes posible. Por ejemplo me resultan prácticas para regular emocionalmente y las enseño especialmente cuando alguien necesita trabajar la autoregulación emocional y el autoconocimiento.
Las prácticas que trabajan más con compasión y aceptación que he aprendido de Tara Brach, de la Terapia de Aceptación y Compromiso y del Budismo me han hecho conectar a unos niveles muy profundos y emocionantes con la experiencia de que no hay nada de lo que huir, que todo está perfecto como está y la confianza en la vida. Apertura a la experiencia. Esas prácticas para mi han sido un verdadero regalo y veo mucho el efecto cuando lo enseño a los alumnos. Es como quitar todo el peso de repente. De mis favoritas.
Las prácticas de meditación que trabajan la escucha interna, que combinan focusing, que ayudan al autoconocimiento, al despertar de la intuición, me han permitido conocerme y escucharme de una forma auténtica que no había experimentado hasta el momento. Siempre fui muy racional y tomaba las decisiones desde la cabeza, pero las prácticas de escucha interna que no se basa en escuchar los pensamientos sino al “fuero interno” y dejar que la intuición se manifieste, se han vuelto un semáforo muy claro a la hora de tomar decisiones.
También he visto cómo en las terapias, personas con muchos pensamientos a los que les costaba tomar decisiones, incluso trastornos obsesivo compulsivo, gracias a estas prácticas reducían la rumiación y tomaban decisiones desde un lugar interno más conectado y claro libre de la divagación mental y las dudas.
Las prácticas de visualización que he aprendido en una formación que hice con Joe Dispenza (referente mundial en el poder de la visualización, sanación interior, etc) me parecieron realmente interesantes y me ayudaron a poner en práctica algunas enseñanzas del dharma que no sabía cómo aplicar, por ejemplo el poder de la manifestación, la sensación de abundancia, etc.
Son unas meditaciones activas en los que generamos estados emocionales diferentes lo cual genera cambios reales primero en la mente que se van traduciendo en cambios externos.
Algo muy interesante también.
Como prácticas de mis rutinas diarias avanzo en las prácticas del ngondro que son unas meditaciones budistas que trabajan con la identificación y valores internos para el despertar, aunque estas no las enseño a los alumnos porque ha de ser un maestro vajrayana cualificado quien las transmita.
También he hecho retiros de meditación de varios tipos, siendo el más interesante de todos un retiro de una semana guiado por un Lama en una práctica enfocada al momento de la muerte y cómo transferir nuestra consciencia fuera del cuerpo. Práctica conocida como phowa.
En fin, ya ves que meditar no es solo hacer un escáner corporal, que hay mucha riqueza.
Yo soy una eterna aprendiz, siento que queda una infinidad por aprender pero lo importante es tratar de vivir cada instante con la mayor luz posible y jugar con la propia experiencia.
Si queremos ser guías de estos procesos es bueno y necesario experimentar y conocer. Será mejor para nosotros y para las personas a las que ayudemos.
Otra forma de cultivar riqueza en la experiencia que nos permite ser buenos instructores es poder conocer diferentes enfoques de diferentes maestros a lo largo de nuestra experiencia.
No hace falta tener muchos instructores antes de guiar un grupo. Podemos comenzar en cuanto tengamos cierta meditación a la espalda, experiencias, conocimiento, etc, pero igualmente hemos de seguir practicando y enriqueciendo nuestro aprendizaje de diferentes maestros.
Te pongo un ejemplo de personas que me han aportado mucho en mi conocimiento de meditación: Yo tengo mucho llorado escuchando enseñanzas. Mucho. Especialmente es escuchar a Lama Ole Nydhal, Karmapa Thaye Dorje, Nedo Rincpoche, Sherab Gyaltsen Rinpoche, Fernando de Torrijos, Kabat-Zinn… y puf, tienen una forma de transmitir que me cala hasta los huesos y me emociona hasta las entrañas.
Me dejan sin palabras.
Por resumir mucho podría decir que de Lama Ole me llevo una absoluta inspiración por su ejemplo en sí mismo y el uso del humor.
De Karmapa Thaye Dorje la sencillez, la importancia de las bases y el humor también.
De Kabat-Zinn la fuerza, contundencia y claridad a la hora de hablar de aspectos mundiales y de cómo son las cosas, que no somos amebas sino que creamos el mundo y hemos de ser conscientes de las acciones.
De Fernando de Torrijos el respeto absoluto a cada persona del grupo, el uso de las poesías y las metáforas en los grupos de mindfulness.
Por otro lado, hay otras personas que quizá te inspiran mucho pero te activan otro
Vimalasara, me denota mucha fuerza cuando da enseñanzas de mindfulness en adicciones y el cómo puede trabajar tanto desde el dharma en colectivos que a priori no tienen ningún interés espiritual. Es muy inspiradora.
De Liza Kindred me encanta lo que me río por su estilo transgresor pero tan claro y bien fundamentado…
Son diferentes estilos, pero todos ellos me llegan. Y me llegan porque son honestos. Porque están integrados. Porque son reales.
A lo largo de los años es importante seguir formándose y enriqueciendo el viaje, porque permite mantener siempre la mirada fresca, la mente de niño, el ego a raya (no paramos de aprender porque realmente ¡no sabemos nada! pero aún así podemos ser útiles y por ello hacemos nuestra labor).
Conocer otros maestros nos da diferentes enfoques y absorbemos las cualidades de ellos.
Y luego están los maestros encubiertos que son los alumnos porque aprenderás infinito de cada grupo que guíes 🙂
Hay maestros que dicen que se necesitan 4 años de práctica sostenida para poder enseñar. ¿Por qué 4 y no 5? ¿o 2?¿o 8?
Personalmente creo que lo más importante es la calidad de la práctica, la cantidad de experiencias que haya habido durante la formación, el conocimiento previo, el bagaje… y la implicación del alumno durante el proceso.
Lo que sí está claro es que ha tenido que haber un proceso donde el instructor pusiera su formación en prioridad, le dedique bastante tiempo a meditar, a estudiar, a comprender y a trabajar consigo mismo.
Y después comenzar a enseñar en los temas que más se domine (por ejemplo no incluir a personas con problemas psicológicos en los grupos si no se tiene dominio sobre eso), y seguir formándose paralelamente a la experiencia que se va adquiriendo ya enseñando, siempre siendo consciente de los propios límites.
Y como dicen los maestros, sentir que la práctica “no se muere”.
¿Qué quiere decir que la práctica no se muere?
Que de alguna forma las enseñanzas están vivas, estás consciente aplicándolas dentro de tus posibilidades. Que llevas al menos más de dos años con meditación en tu día a día en diferentes formatos y con la actitud y comprensión integrándose más y más. No solo el meditar, sino meditar y aplicar en el día a día a cómo uno vive y comprende.
Con frecuencia, Shamar Rimpoche decía riéndose que la frecuencia adecuada de la meditación es que el cojín de meditación no se enfríe mucho entre sentada y sentada.
Como venimos comentando, uno enseña desde su propia experiencia y aquí es importante tanto la meditación como la experiencia de vida en sí.
Si vamos a acompañar a transitar emociones y experiencias de todos los colores a otros, tendremos que tener experiencia gestionando los propios procesos de oscuridad de uno mismo con la actitud de atención plena y corazón abierto.
No podemos guiar algo por lo que nosotros no hemos transitado.
Por eso en las formaciones de instructores de mindfulness bien planteadas siempre hay un proceso vivencial donde uno va haciendo un trabajo interior primero.
Por eso el seguir siendo aprendices porque como alumnos siguen haciéndonos “trabajar”. Y aún así, en el propio día a día tenemos contenido con el que seguir la aventura del despertar y vivir a corazón abierto.
5.Base psicológica y conocimiento profundo de los desafíos psicológicos que se abren en la mente para poder dar una ayuda apropiada al estudiante.
Después de haber hecho el proceso individual de los puntos anteriores, tendrá además que conocer cómo ayudar a los demás con eso, ya que no vale solamente el propio camino.
Uno puede ser muy bueno cocinando pero no saber enseñar.
Hay que aprender a ser un adecuado guía con otros y para ello hay que ver que uno ha podido tener ciertos procesos, y en otros pueden darse otros.
Los procesos de meditación son transformacionales y con frecuencia se destapan muchas vivencias anteriores, se abren heridas emocionales que se pueden sanar, etc.
Por esta razón es muy importante que los instructores y facilitadores tengan conocimiento de los procesos por los que está pasando la persona que tienen delante y manejo de los pensamientos y emociones, es decir, conocimiento psicológico que subyace a la meditación y a los métodos de mindfulness.
No podemos poner a las personas a meditar y luego no saber ayudarles en las cosas que surgen.
Es su mente, es algo muy vulnerable y hemos de ser profesionales para ayudar realmente a las personas que se abran a nosotros.
Los procesos de mindfulness abren muchas cosas, son muy sanadores si se dirigen bien y por ello el instructor requiere de habilidades de tipo psicológico/emocional.
En algunos artículos de críticas de la meditación o del mindfulness se habla de que pueden ser prácticas peligrosas. No lo son en sí mismas. Con un buen instructor no hay ningún peligro.
Sí son prácticas liberadoras, que pueden destapar traumas, que ponen ciertas emociones y tendencias cara a cara con la persona, etc, y por eso pueden ser procesos muy sanadores. No peligrosos. Pero el profesional debe saber qué ocurre con lo que guía y cómo se trabaja con lo que viene.
No pienso que haga falta ser psicólogo ni ser sanitario. De hecho, el 90% de los los maestros que te he comentado arriba no lo son, y me pondría en sus manos para este trabajo de la conciencia y no en la de un psicólogo que no lleva años de meditación ni de todo de lo que estamos hablando.
Pero sí hace falta conocer bien la mente humana, cómo funciona, etc y todas las personas con las que me he formado son unas maestras en esto.
En el máster que nosotras guiamos de instructores de mindfulness hay mucha base en esto porque creo que muchos programas que se hacen no son adecuados por la ausencia de conocimiento en esto y los estudiantes se quedan “cojos” teniendo que ir después a un psicólogo a que le ayude sin entender quizá lo que se ha movido.
Enseñar no significa tener una respuesta en el momento para solucionar con palabras los problemas de los demás.
Podemos ofrecer a los estudiantes prácticas de orientación y meditación. Podemos hacerles preguntas que los ayuden a abrirse y esto puede ser de gran apoyo, pero nuestro amor y nuestra presencia es la base de lo que sana.
A veces cuando un alumno lanza una pregunta desde la angustia o la ansiedad, con amabilidad les pregunto si están dispuestos a cerrar los ojos y sentir dónde se siente más intensamente esta dificultad en su cuerpo. Después les animo a escuchar a ver si esa sensación está transmitiendo algo valioso.
Y casi siempre sucede algo parecido a una pequeña magia. A medida que hacen una pausa y traen alrededor de la dificultad un campo de compasión, los dolores y emociones difíciles y las historias y luchas se suavizarán, abrirán, expandirán, cambiarán. De alguna manera se vuelven más tolerables, más factibles, menos dolorosos y abrumadores.
Cuando te capacitas como maestro, aprendes formas como esta para profundizar la atención y la compasión con el fin de impartir un sentido de confianza en tus estudiantes.
Necesitamos saber cómo guiar hábilmente a las personas con dolor (quien dice dolor dice cualquier tipo de sufrimiento, y el 99% de alumnos que tengas irán porque desean ser más felices y sufrir menos).
Con este conocimiento podemos personalizar la meditación de una manera que, ante todo, cree la necesaria sensación de seguridad para profundizar la presencia y la curación a las personas que ayudamos.
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Deseo que toda esta información de nuevo haya servido para inspirarte y ver qué bello camino está por delante.
Seguramente vayas entendiendo más y mejor el desarrollo que esto trae a la vida de uno mismo, y la responsabilidad que conlleva.
Una bella responsabilidad de que que creo que uno jamás se arrepiente.
Y ahora… vamos a descansar la neurona y calar lo que hemos visto.
Los conceptos han terminado por esta sesión y ahora toca el ejercicio, el autoconocimiento y la escucha interna:
Siéntate cómodamente por favor y cierra los ojos. Haz unas respiraciones acompañándote y dejando pasar los sonidos, pensamientos y sensaciones sin evaluar nada. Vamos a dejar caer los conceptos y lo removido, como la nieve de las bolas navideñas.
Con la mente más calmada, te invito a reflexionar sobre dónde cómo te sientes en este punto hacia este proceso.
¿Qué resuena en ti?
¿Qué sensaciones agradables estás experimentando hacia este conocimiento y posibilidad en tu vida?¿qué es lo que más te llama?
¿Qué sensaciones menos agradables estás experimentando hacia este conocimiento y posibilidad en tu vida?¿qué es lo que más te llama?
¿Cómo estás viviendo esa experiencia?¿qué sientes que va a ocurrir con esta información en tu vida?
Date un alto en el camino para explorar eso y anotarlo. Si te gustaría compartirlo, estaremos deseando leerte en el grupo de Facebook de Camino.
Compartir la experiencia forma parte también de las experiencias del mindfulness.
Gracias por estar ahí.
Alba Valle, Loca Sabiduría.
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