Por ejemplo, hace poco tenía que hablar con mi jefe sobre una subida de sueldo y, hace tiempo, me hubiera hecho mala sangre pensando:
“Hay que ver, ya me lo podía decir él.”
Ahora fui asertivo, calmado y directo con lo que quería. (¡Lo cual hizo que me aumentara el sueldo!)
Algo importante que enseña Alba es que todo lo que se aprende meditando, es para llevarlo a la vida. Para que mole más vivir.
Un ejemplo real es lo que acabo de contar.
Aunque sigo sintiendo estrés (como dice Alba, estas emociones no “se van” de la noche a la mañana), puedo sobrellevar mucho mejor situaciones estresantes en el trabajo, con mi familia y hasta conduciendo.
Esto es curioso, me noto mucho más relajado conduciendo y maldigo mucho menos a la gente que…
¡No pone el maldito intermitente!
Me apunté al curso por la ansiedad y un fuerte dolor en el pecho.
Al inicio de meditar este dolor seguía ahí. Pero Alba tiene un tipo de meditación enfocada en el dolor, que hace que nos enfrentemos a él cara a cara, para que progresivamente desaparezca.
En el momento en que escribo esto, ya no tengo más esa sensación en el pecho.